La utilidad, la velocidad en la obtención de información, el tiempo ganado, las conexiones que antes pensábamos imposibles y hoy están a un click, son indudablemente inmensos beneficios de Internet. Estas certezas llevan a Mariana Moyano a plantear que no importa qué, sino cómo. Que el algoritmo tensa, tensiona, tironea. La información que recibimos ya no trata de contenidos, son estados de ánimo, una gran máquina que radicaliza emociones. Alerta la autora que si la política no se hace una enorme pregunta sobre esta revolución digital no seremos obsoletos los humanos sino la democracia.
CRÉDITOS
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