Hablar del crimen de Edmundo Chirinos en Venezuela es hablar de unos de lo crímenes más sonados en nuestra historia contemporánea reciente.
Y no tanto por lo sangriento o macabro del mismo (porque han habido crímenes más truculentos que este), sino porque fue un caso que vino a demostrar lo descompuesto de nuestra sociedad a nivel político, a nivel social, a nivel policial, a nivel profesional y moral.
El crimen de Edmundo Chirinos es una triste mancha en nuestra historia, que deja al descubierto lo peligroso de endiosar, de dar por sentado que alguien de “autoridad” es de fiar; y peor aún, ¿Cuántos verdugos más hay por ahí vestidos de políticos, de doctores, de profesores, de abogados?
Personalmente tengo vagos recuerdos de Edmundo Chirinos. Creo que fue en los 90 cuando lo vi en TV como candidato presidencial, pero en esa época, como la mayoría de los de mi generación, era un total ignorante de la situación política de mi país. Años después lo vi en entrevistas, ya embarrado en mierda vinculado con Chávez.