A los 16 años nadie piensa en pagar impuestos, sólo llegan a medida que crecemos. En la adolescencia tampoco estamos tan pendientes del precio de la comida, o de armar nosotros mismos el menú del día. Pero termina llegando, quizás todo junto, a la hora de independizarnos. Seguí repasando con nosotros la etapa más agridulce de la vida.