La inflamación es una respuesta de nuestro organismo ante un daño, lo usa el cuerpo como un proceso de reparación. Sin inflamación no hay curación.
La inflamación, por tanto, no es mala. Es una estrategia de tu sistema inmune para atacar al agente invasor.
El problema viene cuando este proceso, por diferentes motivos, se mantiene constantemente activo. No tienes hinchazón ni enrojecimiento aparente, pero el sistema inmune se mantiene alerta. El resultado es una inflamación permanente de bajo grado, crónica, silenciosa, y muy peligrosa. Es como tener una herida que nunca cura. La constante activación del sistema inmune, diseñado para defenderte, termina dañándote.