La sociedad del futuro va a reclamar profesionales STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Ya lo está haciendo, pero dentro de unos años la demanda va a ser aún mayor. Y para poder dar respuesta, los responsables educativos deben poner el acento en estas áreas con los más pequeños, para conseguir que los jóvenes muestren interés y se sientan incentivados a seguir desarrollándose en este área del conocimiento.
Pero no solo en los alumnos va a recaer la importancia de las ciencias. Desde hace décadas nos preguntamos cómo podemos estimular a la sociedad para que se involucre con la ciencia. Y aun no tenemos respuesta. Y el tiempo continúa avanzando.
Aumentar la cultura científica general, hará que las vocaciones lleguen después. Pero educar en STEM no es solo abordar temáticas y conocimientos. Se deben crear herramientas para que el alumnado sepa salir adelante. Formar personas con un pensamiento crítico, y para ello la habilidad lectora es fundamental y vital para poder comprender el resto.
Uno de los factores que se levantan como si de una barrera se tratase, es la imagen que tenemos de estas carreras profesionales. Y ahí entra en juego la autoeficacia, que no deja de ser la creencia que las personas proyectamos sobre la capacidad que tenemos para aprender algo, o no. Y aunque parezca mentira, esto es algo clave en nuestro proceder, porque en base a esa proyección, nuestra motivación se va a ver comprometida. Si conseguimos que los alumnos potencien una autoeficacia positiva en el colegio se va a lograr originar el caldo de cultivo necesario para que los alumnos incrementen su espíritu educativo y logren todo lo que se propongan.
Y aunque pudiera surgir alguna duda, debido a los referentes que la ciencia maneja… no, la ciencia no es una actividad para genios. Es una actividad humana que puede resultar compleja pero que se salva con dedicación y esfuerzo. Los científicos no dejan de ser personas trabajadoras y colaboradoras, y con ganas de obtener resultados, por lo que cada individuo por si mismo puede aportar mucho a la Ciencia.
Para hacer ciencia no hay que ser una persona especial. Entender la naturaleza de la ciencia nos llevará a apreciar que ser científico no es cuestión de habilidades innatas. Todo es cuestión de esfuerzo, por mucho que tengamos evidentemente algunas destrezas propias. Y entender que eso sirve para democratizar la ciencia. Eso, y por supuesto, no negar que hay genios, pero como en cualquier otro campo de la vida.
De todos estos temas nos hablan en esta nueva Conversación Aquae; Héctor Ruiz, director de la International Science Teaching Foundation y Marta Macho-Stadler, de la Universidad del País Vasco, y dirigido una vez más, por Mariola Urrea de Fundación Aquae.